Capítulo 14.
Los días avanzaban lentamente, Jin se encontraba tan preocupado por la situación en que se encontraba su amigo, Jimin tenía tres días encerrado en su habitación sin querer salir, no comía y a penas le respondía cuando lo iba a buscar.
Yongsun y Jungkook se encontraban trabajando por algunas complicaciones en el caso, el alfa usó su habilidad de rastreo en su forma lobuna, incluso se ausentaron algunas noches, no llegando a dormir a casa unos días. Ambos alfas estaban en constante contacto, pero eso no pareció servir de mucho.
Después de la fiesta de té que Jungkook tuvo con el alfa, este accedió y habló amablemente dando la información que tenía. Gracias a esto lograron desmantelar algunas redes, siguiendo algunas pistas importantes para dar con el paradero de Dongwoo, el muy infeliz parecía que se esfumó de la faz de la tierra.
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Jin se encontraba tumbado en el suelo mordiéndose las uñas de los nervios que le provocaba la situación, hace unos momentos habló con la terapeuta de Jimin, ambos especialistas sabían que existirían detonantes regresivos en el caso, todos los pacientes eran diferentes. Todos y cada uno manejaban la complicada situación como podían.
El motivo de estos detonantes puede ser todo o nada, hasta las cosas más pequeñas pueden afectar y cambiar la tranquilidad en un tremendo caos.
Pero Jin no entendía cuál había sido la causa para esto, Jimin mostraba mejoría, presentó bajones emocionales superándolos rápidamente, hasta le pidió otra libreta por el ejercicio que el omega le había dado.
Estaba al borde del llanto, temía por su mejor amigo, por su hermano y es que Jin era fuerte por Jimin, cuando se enteró de toda su historia no fue capaz de entender cómo aguantó tanto encontrándose tan solo, así fue hasta saber enteramente que Jimin vivía solo para torturarse y para sufrir.
Jin se encaminó al jardín viendo la puerta cerrada de la recámara de su amigo.
En la habitación yacía muerto en vida el cuerpo de Jimin.
La razón por la que se encontraba en ese estado era porque su pequeño estaría cumpliendo dos añitos ese mismo día. Se odió por olvidarlo por estar distraído intentando estar bien con Jungkook.
Caminaba tambaleándose en la oscuridad con el corazón vacío; suplicando que sus recuerdos no se esfumaran... su risa, podía escuchar su risa en pensamientos —Qué tonto soy, lo siento tanto bebé —Jimin no era capaz de llorar, deseaba tener alguna prenda de su cachorro para volver a percibir su aroma. Pero ya no quedaba nada.
Y aquel fuego arrasador volvió quemando lo poco que había construido, dejándolo sin nada de nuevo.
Soñó con Jaesung, su pequeño llamándolo para que lo abrazara por la noche fría.
Intentó dormir sobre sus problemas y miedos, como si pudiera resolverlos en sueños; despertó por la mañana pensando que se marcharon, pero seguían bajo sus sábanas.
No tenía el deseo de salir o hablar, ni mucho menos quería existir.
Porque no había cosa más dolorosa que tener que alejarse y tratar de despedirse de quien quería que se quedara para siempre.
¿Quién podría despedirse y ser bueno en eso? Lo único que necesitaba era tenerlo cerca.
El rostro de Jin se encontraba rojo de tanto llorar, se limpió rápidamente cuando escuchó la puerta abrirse, los dos alfas asustados fueron hasta él por el olor a tristeza que había en la casa.
Yongsun sintió el corazón partirse en pedazos cuando lo vio acostado entre las plantas de azucenas que se encontraban en el jardín, claramente buscaba el olor de su alfa.
—Amor, ¿qué te sucede, por qué te encuentras así?
—Alfa —solloza Jin en los brazos de su amada—. Es Jimin, no ha salido de la habitación y se niega a comer y hablar, no tengo idea de que le sucede.
—Tranquilo cariño ven conmigo —lo toma entre sus brazos liberando su olor para que se tranquilizara.
—Me duele verlo en ese estado, parece que está perdido dentro de sí y no reacciona.
—¿Por qué no nos dijiste antes cariño? —Yongsun lo veía con comprensión y preocupación.
—Porque él decía que saldría y me rogó para no preocuparlos, sé que estuve mal, pero te juro que se puso peor cuando le mencioné que los llamaría, me dijo que solo era un mal día, y ahora que ustedes no han estado aquí todo se complicó.
—Ya omega, todo está bien, cálmate para que podamos buscar una solución de cómo ayudar a Jimin.
—Creo saber una forma —viendo a Jungkook, le hizo una seña de súplica para que fuera a la habitación de Jimin.
El alfa había querido ir desde el momento en que el omega dijo lo que sucedía con Jimin, se sentía mal por haberlos abandonado tantos días, pero fue necesario para el caso.
Jungkook le dijo a Jin que no se preocupara, que él intentaría llevar algo para que Jimin comiera, fue a la cocina en busca de algunas frutas y jugo, también partió un trozo de la tarta de chocolate que él y Yongsun habían comprado para Jimin y Jin.
Puso todo en una bandeja y antes de dirigirse a la habitación de Jimin fue a cambiarse de ropa rápidamente.
Vio que Yongsun llevaba a Jin a su habitación diciéndole lindas palabras para que el omega no se sintiera mal.
Jungkook tocó la puerta un par de veces, al no recibir respuesta giró la perilla para asomar la cabeza un poco.
Todo estaba en perfecto orden. Reluciente y con un aroma muy fuerte a desinfectante.
Dejó la bandeja en un escritorio de madera que se encontraba al lado de la puerta.
Caminó buscando a Jimin con la mirada, su alfa estaba inquieto hasta que lo encontró tirado sobre un pequeño remolino de sabanas, prendas de ropa y almohadas. En el centro se notaba todo lo que él le había obsequiado, incluso la manta con que lo cubrió aquella noche.
Eso parecía un...
—¿Jimin? —llama.
No hubo respuesta, se inclinó a un lado de donde se encontraba, no queriendo ser irrespetuoso invadiendo su espacio. Su alfa le exigió no acercarse por más que él quisiera levantarlo de donde se encontraba.
Los nidos eran sagrados para los omegas.
—Cariño, vamos Jimin, ¿podrías responderme por favor?
—Estoy bien, Jungkook dile a Jin que no se preocupe, ya pasará —en susurros habla, su voz se escuchaba seca.
—Jin está con Yongsun cariño, yo te traje un poco de comida.
—No tengo apetito —le nota pestañear, pesado.
—Te piqué unas frutas y hemos traído tarta de chocolate.
—Bien, gracias —Jimin suspira, sin aliento, sin vida, sin deseos de absolutamente nada.
—Jin está muy preocupado por ti, lo encontramos llorando entre las azucenas —odiaba jugar sucio, pero era la única forma en que tendría una reacción.
Esa frase hizo que Jimin se levantara de inmediato cubriendo su cuerpo con las mantas que había en su sitio especial.
—No fue mi intención que se pusiera así —sus ojos se volvieron rojos.
—Lo sabemos, es que Jin es muy preocupado con las personas a las que ama.
—Lo siento Jungkook, yo simplemente no podía más, soy una horrible persona. Ve lo que provoco con mis cosas.
Jungkook lo veía como si el fuera un tesoro que llevara años buscando —No, Jimin, tú eres muy lindo, eres una muy linda y buena persona.
—No, Jungkook, tú no puedes verme así, no soy como dices —eleva un poco el tono, se sentía frustrado y emotivo.
—¿Qué dices Jimin? No hables de esa manera, no te menosprecies a ti mismo. Vamos, yo puedo ayudarte...
Jimin para ese momento tenía la cabeza echa un verdadero lío, no era posible que Jungkook llegara como si nada a quererlo ayudar, el alfa no sabía nada de él, apostaba que si lo conociera ya no le agradaría tanto. No deseaba decirle, temía que al hacerlo Jungkook se alejara.
Porque el prototipo de un buen omega se había ido al carajo con Jimin.
La vida podía ser una mierda cuando se lo proponía y Jimin se sentía asqueado de todo, de él mismo.
—Claro que sí, no desperdicies tu tiempo en mí, eres un alfa maravilloso y todo esto me aturde, todos ustedes son tan buenos y yo no merezco nada —volvieron los malos pensamientos.
—Jimin, basta, por favor no hables así —Jungkook se acercaba a él, pero Jimin se alejó moviéndose hacia atrás hasta que su espalda topó en la pared de su habitación.
—Yo ya no puedo más... —se hiperventiló.
—No cariño, ven, yo estoy aquí. Déjame cuidar de ti como mereces Jimin, quiero estar cerca de ti —Jimin lo observa desconcertado y niega con lágrimas en los ojos.
—No, tú no entiendes, yo no merezco nada de esto.
—Ya cariño, hablemos así puedo entender, por favor.
¡No más!, ya no, que se entere de una vez. Necesitaba ver si Jungkook seguiría pensando que él era bueno, ya no podía seguir escuchando más palabras.
En instantes como esos, solo necesitaba hundirse en sus profundidades desoladoras con una gran roca atada a sus pies para ya no emerger del mar de llanto que amenazaba con desatarse. De nuevo sentía que ya no podría con nada.
El dolor era el mismo que el día en que lo perdió, las llamas volvían a consumirlo, se vio a sí mismo caminando sobre las brazas, las llamas tragándose toda aquella felicidad que un día construyó, todo ardía queriéndose llevar la ilusión que existió hace algunos días, ilusión de poder encontrar la felicidad de nuevo.
—No, tú basta, no avances, simplemente no, por favor, yo no merezco nada Jungkook —se puso de pie para alejarse de él.
—Jimin, solo quiero ayudarte por favor, juntos podremos, puedes decirme lo que sucede y buscaremos una solución —el alfa le hablaba con cariño.
Para esto Jimin estaba muy agitado, abrió su boca, él estaba dispuesto a dejar salir todo el humo que había por el fuego quemándolo por dentro, más lágrimas derramadas sobre sus mejillas, entonces habló fuerte.
—¡Soy un egoísta, un desastre, una mala persona, un inútil que estuvo a punto de olvidar lo más importante de esta asquerosa vida! —llora desgarrador, deslizándose lentamente hasta quedar sentado, tomando las mantas nuevamente para llevarlas a sus brazos.
Sus manos apretaban fuerte las cobijas que lo cubrían, tenía la cara roja, sus mejillas empapadas de sueños dolorosos.
Jungkook se encontraba un poco aturdido, caminó hasta llegar a sus pies y se sentó frente a él.
—No comprendo porqué dices eso, cariño, si tan solo vieras lo importante que eres para nosotros, eres tan hermoso y no me refiero solo a tu físico, eres noble y una gran persona y muy especial.
La risa burlona de Jimin sorprendió al alfa —Una buena persona no miente Jungkook, no olvida —espetó con los ojos cerrados, con la cabeza apuntando hacia arriba.
—Jimin no comprendo, pero creo que te equivocas, querido —por más feo que el panorama se viera, Jungkook necesitaba que Jimin fuera capaz de gritar el dolor que él llevaba.
Entonces Jimin sonrió ladeando la cabeza de un lado a otro, pero no era ese tipo de risa buena o que expresaban felicidad, era una irónica, sarcástica y con dolor, ¡y por la luna, si hubiera hecho esto con Dongwoo, ya estaría muerto!
—¡¿Una buena persona?! ¡Una buena persona no te oculta que es un jodido omega, una buena persona Jungkook, no deja que le arrebaten lo más preciado de su estúpida y miserable vida porque es un jodido inútil de mierda! —responde gritando.
A Jimin le cortó la respiración por el peso sólido que crecía dentro de él sin que pudiera evitarlo, no podía dejar que el aire entrara y saliera, solo tenía este nudo rancio de aire que lo ahogaba.
Inhaló profundamente escuchando de fondo el eco de la voz de Jungkook, parpadeó dejando caer gotas pringadas de sus ojos, exhaló profundo cuando percibió el aroma de la lluvia.
No soportó más, se dejó llevar por las vías del dolor y desesperación, olvidó que su corazón latía para quemarse, se atrevió a soñar una buena vida, dejándose llevar por lo bello del día, vendando con mentiras aquellas heridas que creía que nunca sanarían.
Estuvo a punto de olvidar que su Jaesung habría cumplido 2 añitos y no lo tenía en sus brazos para atiborrarlo de besos, para cantarle, no lo tenía para escuchar su tierna risa, nunca más escucharía salir de sus pequeños labios esa palabra con que siempre soñó: "mami".
El alfa quedó estático viendo cómo Jimin frente a él se hacía un ovillo abrazando fuertemente sus piernas.
¿Había escuchado bien? Lo presentía, no le sorprendió la noticia, pues en su interior se aseguraba que era un omega, pero escucharlo de los labios de Jimin era totalmente diferente.
—Jimin, amor, ¿podrías verme a los ojos, por favor? —el alfa pide con voz arrulladora.
—No —estaba tan avergonzado que se escondió más para poder evitarlo.
—Dijiste que tú eres un omega, ¿y eso qué? No voy a odiarte o enfadarme por eso, nadie tiene porqué hacerlo tu vida no ha sido fácil, no entiendo algunas cosas y si tú quieres explicarme me quedaré junto a ti el tiempo que sea necesario, no me iré a ningún lado.
—Soy malo Jungkook, ¿no entiendes? Se supone que deberías despreciarme por haber mentido, estoy defectuoso, no sirvo como omega —replicó molesto.
—No sería capaz de juzgar algo de lo que no conozco, tú tendrás tus razones y así me digas que vienes de marte, no podría alejarme de ti tan fácilmente, ¿entiendes? Nadie tiene derecho a juzgarte.
—No es justo que seas así, deberías simplemente odiarme y nos ahorraríamos lo innecesario —en los ojos de Jimin había súplica.
—No, soy persistente y no te quiero presionar a decir algo que no quieres, pero estamos preocupados por ti, llevas tres días encerrado, no has comido, Jin y Yongsun están a punto de tener un colapso nervioso por no saber cómo ayudarte. Y yo estoy batallando para no ir a abrazarte y marcarte con mi aroma hasta que sepas que estoy aquí para ti.
—Nadie puede ayudarme, Jungkook —sollozó.
—Yo quiero ayudarte, necesito ayudarte, me encantaría ayudarte, dame el honor de hacerlo —al no tener respuesta de lo dicho, el alfa continuó hablando—. Has dicho que eres un omega, ¿y qué? Aún si fueras alfa, beta u omega no cambiaría nada, tú eres tú por ser Jimin, pero yo no entiendo por qué...
—¿Por qué no huelo como uno? —inquiere sin emoción—. Porque él me abandonó, no soy un buen omega Jungkook, hice que mi lobo se fuera —el llanto era tan amargo que el alfa quería llenar su rostro con dulces besos para limpiar todo rastro de tristeza en él.
—No eres un mal ome...
—Deja de decir que no soy malo, tú no sabes, no me conoces —le habla algo irritado.
—Pareciera que no te conozco y dime loco si quieres, pero siento que visto en más de una vida y mi alfa siente lo mismo. Solamente permíteme acompañarte.
—Basta, no sabes lo que dices...
—Claro que sí, estoy completamente seguro, una mala racha no puede hacerte malo, tú no tienes la culpa de nada, todos sabemos lo bueno que eres.
Jimin se puso de pie molesto —¡¿Acaso un buen omega permitiría que mataran a su cachorro Jungkook?! —cansado de la bondad del alfa gritó de nuevo. El alfa no comprendía que no merecía lo lindo y cariñoso que era.
—¿Cachorro? ¿Qué dices Jimin? Respira cariño... —Jungkook pide al verlo tan agitado.
Jimin cayó de rodillas, no dejaba de llorar. Jungkook nunca creyó ver tanto dolor y ser capaz de sentirlo —Por mi culpa Dongwoo arrebató lo único bueno en ese maldito infierno, mi pequeño murió por defender al inútil de su madre —el pecho de Jimin subía y bajaba, trataba de regular su respiración, el mareo que sintió le hizo caer al piso, el alfa actuó rápido evitando que se lastimara tomándolo en brazos.
Ya no importaba nada, liberó feromonas para llenar la habitación con su olor, lo tomó en sus brazos y lo sentó en su regazo, Jimin simplemente se dejó envolver, El alfa frotó su rostro por el cuello de Jimin y limpió sus lágrimas con sus manos.
No eran necesarias las palabras, así que simplemente posó su mano en la cabeza de su Jimin y lo atrajo hasta su cuello, donde se encontraba su fuente de olor para poder marcarlo —Ya cariño, todo estará bien, amor. Me tienes a tu lado, cariño, nada hará que me aleje. Yo te quiero tal y como eres, y voy a dar lo mejor de mí para que también lo hagas, bebé —Jungkook acaricia su cabello.
Lo mecía y acariciaba para que se lograra tranquilizar, podía sentir cómo la tensión de su cuerpo salía luego de marcarlo con su aroma, luego de hablarle con palabras cargadas de amor.
Sin dificultad alguna, el alfa se puso de pie con Jimin en sus brazos y se dirigió a la cama para poder acomodarse, recostando su cuerpo sobre las almohadas y acomodando a Jimin en su pecho.
Acarició su cabello dándole un pequeño beso sobre su cabeza —Aquí estoy cariño, respira.
Jungkook conectó todos los puntos en su mente, las visitas al médico, los reportes, pistas; todo era tan duro y comprendió porqué su alfa lo había llamado omega, a él no le importaba su casta porque su corazón latía solo por ser Jimin, desde el instante que le vio quedó enamorado de él.
Después de un rato de silencio, el alfa habló con una voz sumamente suave para no perturbar la tranquilidad de quien estaba entre sus brazos.
El alfa se sentía extraño, sentía dolor en su pecho, frustración, odio, amargura, tristeza. Abrazó fuerte a Jimin, su lobo se inquietó en su pecho buscando al omega del ojiverde.
Eran aullidos lastimeros tan desgarradores buscando a su destinado, a su luna. Jungkook no quería soltar a Jimin, era imposible que un omega sobreviviera a tanto dolor, tanto maltrato y sufrimiento.
Su alfa pedía salir para acabar con todos aquellos que provocaron que Jimin se convirtiera en lo que era ahora, un manojo de dolor y sufrimiento.
Ya tendría tiempo de hacer lo que se le viniera en gana cuando encontrara a ese maldito.
—Jimin, lo siento tanto, no sientas culpa de nada cariño, tu pequeño dio todo por ti, es tu turno de dar todo y luchar por él —el sentimiento extraño continuaba, podía ser capaz de sentir las emociones de Jimin, entonces supo exactamente qué hacer.
—Es muy difícil, todo es tan complicado y simplemente ya no está, solo quería un poco más de tiempo para poder abrazarlo —Jungkook escuchaba atentamente, acariciando su cabello, abrazándolo, estando para él.
—Nunca y escúchame bien lo que digo, nunca vuelvas a decir que fuiste una mala madre, apuesto que tu cachorro era encantador y fuiste la mejor mami, ¿quieres contarme sobre ello? —pregunta en un suave murmuro.
—Su nombre era Jaesung, recién había cumplido un año, era un pequeño alfa tan dulce y tierno, me hubiera encantado que ustedes lo conocieran. Jaesung estaría cumpliendo dos años, Jungkook y casi lo olvido —el alfa sentía cómo las lágrimas empapaban su ropa.
Jimin se atrevió a abrazar con más fuerza el torso de Jungkook —Si me dieran un solo deseo en esta vida, tan solo una oportunidad hubiera querido darle un último beso. En ocasiones no soporto el dolor de no tenerlo junto a mí. No he podido superar absolutamente nada con mi cachorrito. Lo veo en las nubes, lo imagino saltando de una hacia otra y que mi mami cuida de él.
Jungkook escuchaba con atención, su alfa rugía por salir y hacer sentir dolor en cada hueso del maldito cuerpo de Dongwoo.
—Apuesto que era idéntico a ti —Jungkook sonríe con cariño.
—Sus ojos eran como los míos, era rubio como mamá, mejillas redondas y rojas, apenas tenía dientes, era como una bolita esponjosa y su sonrisa alumbraba mis días. Era muy hermoso, Hoseok decía que era idéntico a mí.
—Era verdaderamente lindo —suspira imaginando a Jimin con su pequeño en manos, trata de calmarse para que su aroma no cambie y perturbar a Jimin—. Cuéntame más de él, solo si tú lo deseas.
—Lo era, era el bebé más lindo de todos. Siempre busqué un lugar a donde pertenecer, desde pequeño siempre fui yo y nadie más. Cuando él llegó fui capaz de construir un hogar de fantasías para nosotros. El día que Jaesung nació la vida tuvo color, él era mi punto seguro, pero cuando se fue todo se hizo polvo, y me siento tan mal porque ahora todo es lindo aquí y él ya no está.
Culpa, él sentía culpa querer continuar viviendo, porque llegaron estas hermosas personas y este bello alfa que por más que intentaba no podía estar apartado de él, culpa de que su bebé no podía vivir lo mismo que él y al fin tener la vida que siempre merecieron.
—¿Cómo se supone que deba ser feliz sin Jaesung en mi vida? Escuché decir que la muerte nos separaba de los que más amamos, pero no es la muerte la que nos separa, es esta estúpida vida. Desearía poder volar y llegar hasta él, no me pude despedir, no le di un último abrazo, no le di el beso de buenas noches, simplemente se esfumó —sollozó.
—Él no se ha marchado del todo, amor, tienes que aprender a ver lo bello de la vida y entonces lo encontrarás en ella y él te acompañará en tus tristezas, ellos desaparecen cuando solo ya no queremos recordarlos.
—No sé si algún día lo supere. Nunca lo lograré.
—Lo harás y cuando lo logres será como un dolor bonito, cariño.
—¿Dolor bonito? —Jimin pregunta cómodamente desde el pecho de Jungkook, jugaba con la tela de su ropa.
—Sí, no sé si esto sea el mejor ejemplo, pero déjame explicarte.
—Está bien, adelante.
—¿Alguna vez te has enterrado una espina o astilla? —Jungkook movía el pulgar acariciando el hombro de Jimin.
—Emm sí.
—Bueno, cuando eso pasa tu piel se resiente y duele, si lo dejas mucho tiempo así podría infectarse y doler aún más, pero también tienes miedo de sacarla porque sabes que dolerá igual, pero si no lo haces vas a sufrir.
Jungkook suspiró y continuó: —Entonces al sacar la espina tendrás un dolor bonito, porque serás capaz de comprender que esa cosita por más pequeña o grande que sea ya no te hará sufrir más, será un dolor satisfactorio.
—Nunca lo pensé así, gracias Jungkook —Jimin agradece luego de recapacitar en las palabras del alfa.
—Está bien que tomes el tiempo necesario para sanar todo en ti; sin embargo, no te quedes varado Jimin, yo estaré aquí para ti, ahora me tienes, tenlo presente.
—Gracias, realmente eres un gran alfa.
—Está bien, no hay nada que agradecer, si tú deseas tirarte al piso a llorar, estaré para ti, o si deseas gritar, hablar, o simplemente callar, me tendrás acá, pero no voy a permitir que te sumerjas y no salgas.
—Gracias, Kook.
—Ahora sé un buen chico y come un poco de lo que he traído, luego iremos a ver cómo sigue Jin —Jungkook hizo el intento de separarse de él, pero Jimin se apegó más—. Tengo que traer la bandeja, cariño.
—No te vayas, por favor —pide con un gran sonrojo—. No me dejes.
Jungkook sonríe y le deja un casto beso sobre su cabeza —Bien, entonces sujétate fuerte.
—¿Por qué debería...? —Jungkook lo cargó haciendo que Jimin enroscara sus piernas alrededor de su cintura, dando un pequeño grito—. Por la luna, Jungkook, me asustaste —el alfa no mencionó nada, pero sonrió en grande demostrando la luz en su rostro. Jimin estaba sumamente pegado a él.
—Lo siento, pero debo alimentarte, cariño, un buen alfa siempre se encarga de alimentar a quien quiere —el alfa se acomodó dejando a Jimin sobre su regazo, Jungkook tomó de la fruta preparando algunos pedacitos para llevarlos a su boca.
—Espera Jungkook, yo puedo alimentarme solo —avergonzado bajó el rostro.
—Déjame cuidar de ti, cariño, quiero hacerlo —Jungkook pasó su mano por su cabello, dejando uno de sus rizos detrás de su oreja.
Su rostro estaba rojo, estaban frente a frente, Jungkook lo veía como si él fuera algo especial, como si estuviera dispuesto a matar todos esos monstruos en su cabeza.
—Está bien, gracias —viró los ojos con una suave y pequeña sonrisa.
El alfa acomodó su cabello, acarició sus mejillas y lo acercó más a él para que sintiera su calor.
Jimin estaba tan atormentado de seguir escondiendo su vida, pero ahí, en los brazos de Jungkook, encontró paz y libertad.
Colapsar le ayudó, era como un volcán que amenazaba con hacer erupción y destruir todo rastro de vida a su paso, la humeante lava avanzaría en cada grieta de sus cicatrices reviviendo el dolor de un pasado que cargaba en los bolsillos.
Porque existían dos maneras de impedir su desastre, una: rogar por lo imposible y la otra retrasar lo inevitable.
Tuvo miedo de explotar y gritar. Pensaba que sus palabras serían arrastradas por el viento, llevándolas a un lugar donde nadie las pudiera escuchar.
Hoseok fue el primer amigo que Jimin tuvo en la vida, amó a Jaesung tanto como él mismo, Jin y Yongsun le extendieron la mano para ayudarlo a salir del pozo en donde se encontraba, ellos eran como la familia con que había soñado, Yoongi el amigo dispuesto a todo por él que con tan solo ver su sonrisa podía creer que todo iría mejor, y por último Jungkook el dueño de su más grande temor: la felicidad, el alfa que sin importarle cuál fuera su pasado o que tan destruido se encontraba estaba dispuesto a sentarse una vida junto a él.
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